A la tarde de ayer me enteré que se había muerto un amigo: Fernando Toloza. Quedé más que shockeada, triste, muy triste.
A Fer lo conocí en los ochenta, en sus tres vetas: poeta, librero, y estudiante de la carrera de Letras. Los primeros encuentros fueron en "Trilce" la legendario librería de Jorge Isaías en Pasaje Pan, y se fueron profundizando cuando Fernando tuvo su libreria, El Hijo Pródigo.
En Letras, compartimos la amistad y sabiduría del viejo Aldo Oliva, y Fer llegó a ser ayudante en Lit. Europea II.
Siempre tenía el flaco esa sonrisa pícara, el gesto tímido y humilde de alguien que se escabulle, que prefiere ser un lector.
Pero Fer, además de alucinante lector, fue un muy buen poeta. Fue excelente crítico cultural y literario.
Pero fue un amigo. Con las vueltas de la vida de cada uno, nos fuimos viendo menos, pero nos solíamos encontrar en librerías de usado y allí charlábamos, intercambiámos ideas.
El y Luis Peschiera, un amigo en común que falleció en 1993, fueron los que me alentaron a escribir mi primera ponencia para un congreso de la Facultad. Con ellos lo charlé, lo leyeron.
Si antes seguía extrañando mucho a Luis, la ausencia de Fer será una cicatriz más en el corazón.
Te abrazo Flaco, donde estés.
Gabby
2 comentarios:
Sé que éste no es lugar idóneo, recibe, primero, mi pésame. Felices fiestas. Un fuerte abrazo. Nos seguimos leyendo
fernando era mi papá, y me enteré de todos las cosas maravillosas que hizo cuando ya era demasiadop tarde para decirle, el orgullo que me da ser su hija.
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